Ávila, España
La
ciudad amurallada
Por Ángeles Heim
El entorno monumental, el paisaje románico y la
mística de una ciudad con mucha espiritualidad animan a un delicioso paseo sin
prisa por las pedregosas calles de Ávila, permiten asimismo adentrarse en la
historia y entender –aunque sea en parte- la magnificencia del legado medieval.
Dotada de un acervo valioso a nivel arquitectónico,
Ávila la “tierra de cantos y de santos” recibe esta denominación por ser cuna
de Santa Teresa, cuya vida y obra provoca devoción entre los adeptos religiosos,
y además por tratarse de una región muy rocosa –en alusión al canto rodado-.
También presume de títulos honorarios que le fueron
otorgados por la realeza, un gesto de halago y admiración hacia este maravilloso
sitio que conserva cimientos construidos por muy antiguas generaciones que surcaron
la historia que nos precede. En 1985 fue declarada Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO, con el fin de preservar parte del testimonio de las culturas que
por allí pasaron.
El principal ícono avilés es la muralla que data
del siglo XII y se extiende por casi 2,5 kilómetros alrededor del casco urbano.
Permanece incólume, con salud envidiable y es la mejor conservada de España.
Este magnífico cercado de roca sirvió antiguamente de defensa, de fortificación
y frontera, brindando evidencia acerca de la configuración económica, militar y
social de aquel período.
Acompañan el paisaje una serie de templos y conventos
románicos, así como palacios y emblemas renacentistas representativos de la
nobleza castellana oriunda de esos lares.
Entre ellos, destacan la Catedral que también tiene sus inicios en el
siglo XII y cuya fachada ostenta la presencia de una fortaleza, cual símbolo de
asociación conveniente entre la Iglesia y la espada de los caballeros del
medioevo. Fue una de las primeras en Castilla en mostrar el estilo gótico que
luego dominaría la arquitectura de la época.
Por último, otro de los atractivos turísticos de la
ciudad abulense resulta su gastronomía, basada principalmente en productos
típicos de su provincia. Entre las delicias destacan las hortalizas cultivadas
en el valle, las truchas del río Tormes, el cochinillo o el cordero. Pero no
todo se trata de primeros platos porque también es famosa por sus deleites
dulces, como es el caso de las “yemas de Ávila”, realizadas como su nombre lo
indica a base de huevo y azúcar.
Una vez más queridos lectores, con la brevedad de
una escapada, hemos conocido otro rincón de la bella España. Muchas gracias por
ser los copilotos en estas pequeñas aventuras.
¡Nos vemos pronto en el próximo destino!
No hay comentarios:
Publicar un comentario