Por Ángeles Heim
El clásico dilema llega cuando
aparecen también las temperaturas muy altas en la ciudad. Muchas veces nos
preguntamos antes de salir de casa si habremos hecho la elección adecuada.
La importancia de la comodidad
para sobrellevar los días por encima de los treinta grados es tan esencial como
un aspecto impecable. Acá te dejo algunos tips que resultan muy útiles a la
hora de escoger el atuendo para ir a trabajar.
Las gasas, sedas, fibranas y el
lino son las texturas estrella de la temporada estival. Pero es fundamental
tener especial cuidado al seleccionar una prenda con alguna de estas
composiciones y corroborar que las transparencias no te expongan a una
situación embarazosa. No dejes que el calor nuble tu sensor del buen gusto. Una
dama puede ser sugerente, pero nunca provocativa.
Las faldas son una solución
confortable, pero no te excedas eligiendo la versión mini para la oficina,
podría incluso causarte problemas. En muchas empresas existe lo que se llama el
manual del empleado en cuyas directrices, entre otras cosas también se hace
mención al vestuario. Antes de arriesgarte, es preferible tener la certeza de
que no estás infringiendo alguna de esas normas de conducta. Si bien pueden resultar
anticuadas, es mejor obrar como reza el dicho “más vale prevenir, que curar”.
Moverte por la ciudad en verano
es a veces tan tedioso, como inevitable. Si has elegido una remera liviana sin
tirantes porque viajando se sufre demasiado calor, eso es perfecto para estar
fresca. Pero no te olvides de incluir en tu kit una chaqueta de mangas cortas o
un cárdigan de hilo, no sólo te protegerá del frío siberiano del aire
acondicionado, sino que destacarás por tener una presencia impecable.
Y para los pies, es indiscutible
que las ganadoras son las sandalias. Llevarlas implica comodidad, pero también
la obligación de conservar unos pies impolutos. Por un lado, hidratarlos
diariamente antes de dormir es un buen truco para evitar que la piel se reseque
y pierda el buen aspecto; por otro, no te olvides que la uñas merecen el mismo
cuidado que las de tus manos y si no tuviste tiempo de acondicionarlas, mejor
será elegir unas ballerinas.
Por último, la tendencia
minimalista de los noventa nos dejó el concepto de que menos, es más.. pero esto se aplica al interiorismo, la decoración y
la arquitectura… no a la vestimenta. Es preferible pecar de discreta, que dejar una mala impresión por llevar poca ropa. Sé original con prudencia y tu estilo será
digno de elogios.
Au
revoir!
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